Franklin Brito el 20 de Octubre de 2009. Foto: Alex Rosales Esta vez no escribiré, stricto sensu , sobre temas políticos; aunque tal vez sea la publicación de mayor contenido realmente político, en el gregario y noble sentido aristotélico, que haya hecho. En Caracas, un hombre tenaz y digno se niega a ser tratado con desdén y a que los prevalidos de poder puedan atropellar sus derechos y los de su familia, despachando sus reclamos con palmaditas de hombro y migajas de limosnero. Su historia y sus sucesivas acciones de protesta han estado varias veces en los medios de comunicación venezolanos: a cada promesa de solución, hidalgamente ha suspendido la protesta de turno (entre ellas se incluye la amputación pública de su meñique izquierdo, luego de lo cual el gobierno prometió nuevamente atender su caso); y a cada incumplimiento ha regresado con honor a reeditar la lucha por sus derechos. Sin embargo, esta vez, en la que mantiene una huelga de hambre por más de tres meses en las adyacenc
- "No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será cosa de nunca acabar. Ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer poner puertas al campo. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale pobre, que ha sido un parapoco y un mentecato".
-"A buen seguro" -respondió Sancho- "que por esta vez antes me han de tener por tonto que por ladrón".