Por: Jesús J. Ortega Weffe Distan algo menos de 72 horas para que, a las 6:00 am del domingo, se abran las mesas electorales a todos los votantes. Han sido horas de una campaña tan corta como intensa en el lado de Henrique Capriles; y sorpresivamente disparatada, inconsistente y flácida en el de Nicolás Maduro. No tengo la menor duda sobre que el planteamiento del primero signó estos días pasados, se impuso sobre el del contrario y lo limitó a estar a la defensiva, defensiva a través de muy deficientes recursos, también hay que decir. Desde mi óptica, la campaña reveló dos verdaderos fenómenos electorales: Uno, Capriles, potente y asertivo, cuestionador, empoderado en su rol y lejano de titubeos e incoherencias, asumiendo plenamente su estandarte: la lucha por una Venezuela verdaderamente inclusiva, con el establecimiento de las condiciones para que se produzca una masiva y acelerada reducción de la pobreza (la más importante causa de las causas de nuestros problem
- "No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será cosa de nunca acabar. Ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer poner puertas al campo. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale pobre, que ha sido un parapoco y un mentecato".
-"A buen seguro" -respondió Sancho- "que por esta vez antes me han de tener por tonto que por ladrón".