El madurismo no pasó de ser un silbido infeliz. Por: Jesús J.Ortega Weffe Uno de los problemas más acuciantes del devenir político de los últimos años en Venezuela es el de haber hecho un “totem” del marketing político, por una parte; y por la otra, usar mal o simplistamente los instrumentos de éste. Carmen Beatriz Fernández, sapiente consultora política venezolana, lo tuiteaba de manera magistral en estos días: “Durante demasiado tiempo en la oposición venezolana nuestros políticos hacían lo que sugerían las encuestas, sin atreverse a contrariarlas. Los políticos tienen encuestas, los Políticos tienen convicciones”. Pero el fenómeno de ausencia de “P” mayúscula no es exclusivo de la ejecución pretérita de la oposición, como para nuestra sorpresa -lo confieso- hemos podido constatar en estos días de campaña, en magnitudes inmensas, en el madurismo. Estas líneas no se referirán a la mejor denominada por el candidato Capriles como la solución . En mi conce
- "No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será cosa de nunca acabar. Ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer poner puertas al campo. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale pobre, que ha sido un parapoco y un mentecato".
-"A buen seguro" -respondió Sancho- "que por esta vez antes me han de tener por tonto que por ladrón".