Incluimos la opinión de una forista de la página de Foros APORREA... Sí, "Aunque UD. NO lo crea"...
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Definitivamente, nadie aprende en cabeza ajena y la desesperación -y mucho más en política- es pésima consejera. |
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Minerva Ya voté, pero hubiera preferido no haber entrado hoy a este post, porque el resultado de su lectura y de la encuesta, me producen una gran preocupación, desazón y un dolor grande de cabeza, sobre todo porque no le creo ni un poquito a Merentes y su encuesta. A la que sí le creo es a la IVAD del gago Félix Seijas, pero no he visto ningún numerito de ella, ni a favor ni en contra. Además, no puedo entender que en APORREA. com, la enmienda esté perdiendo esta encuesta, no puedo creer que, los infiltrados sean más que los camaradas en este foro. Imposible, lo que pasa es que, en una encuesta como ésta y ante la máquina de votación, las máscaras desaparecen. No sé qué vamos a hacer, pero me parece que esta última decisión de nuestro presidente, metiendo a todo el mundo en un mismo saco para la enmienda, va a perjudicar grandemente el éxito de la misma. ¿Se han paseado ustedes por la reacción de la gran mayoría de los políticos y líderes locales, inscritos en el PSUV, viendo cercenadas sus aspiraciones y posibilidades de alcanzar alguna vez, el cargo de diputado, gobernador, alcalde, etc, que aspiran?. ¿Creen ustedes que esos líderes locales van a hacer campaña para ponerse ellos mismos la soga en su propio pescuezo y acabar con sus metas propuestas?. Por supuesto que no. Harán lo mismo que hicieron para la reforma, de la boca para afuera dirán que están de acuerdo con la enmienda, no trabajarán por ella y votarán NO o no votarán, tan simple como éso, además porque así lo hicieron ya. Recuerden, entre los líderes del PSUV, mayor es el número de los que se perjudican con la aprobación de la enmienda, por ver cercenadas sus metas de alcanzar alguna vez un cargo de elección popular, que la cantidad de líderes que, habiendo ya alcanzado esos cargos, se beneficiarán repitiendo en él, además de que, entre estos últimos sabemos que hay varios, entre otros, que aspiran el cargo inmediatamente superior y lucharán por él. Recuerden que todos esos líderes locales que no pudieran acceder al poder, son la cabeza de gran cantidad de compañeros, a quienes dirigen y sobre quienes ejercen su liderazgo. Éstos votarán por la opción que su líder local inmediato les diga que voten. ¿Creen ustedes que un Henry Falcón, por ej., va a pasarse la vida repitiendo en la gobernación de Lara?. Por favor, se los digo porque lo sé y con razón de causa, él va por la presidencia de la república y así mismo, Diosdado, Jessi, Jorge Rodríguez y hasta José Vicente, etc. ¿Han pensado ustedes por qué se perdieron las imperdibles y rebolucionarias rojas rojitas Alcaldía Metropolitana, la de Sucre, la de Mérida, así como las gobernaciones de Miranda, Carabobo, Zulia, Táchira, Nueva Esparta y de broma no perdimos otras y éso que nuestro líder fue quien encabezó las campañas en esas entidades?. Bueno, piénsenlo. ¿No será por cuestiones como éstas, hoy Jorge Rodríguez, en una reunión de camaradas les dijo que se tienen que poner "un triqui traqui de supositorio", mientras hoy mismo y desde que asumieron el poder, Ledezma, Ocariz, Blyde, Capriles R. etc., se lo pasan en Globovisión informando todo lo que están haciendo desde sus alcaldías y gobernación por los ciudadanos y recibiendo las gracias de personas que llaman a ese canal, dándole más publicidad al hecho, o es que los anteriores también no tienen que hacer campaña por su SÍ?. ¿Por qué no están haciendo lo mismo y se dedican a hacer campaña?. No sé, pero lo anterior me preocupa grandemente y quisiera leer los comentarios que, sobre el particular, tienen los demás foristas, para ver si alguno de ellos me permite dormir un poco más tranquila, con su opinión. _________________ Estoy muy clara con mi verdad |
Opinión
ResponderEliminarAlberto Barrera Tyszka
El Nacional / ND
La democracia indefinida
Estaba a punto de escribir unas líneas sobre las penitencias de enero, cuando de pronto sonó el teléfono. "¿Lo estás viendo?". Mi tío Francisco piensa que la historia sólo transcurre en la televisión. Vive en un vaivén, entre el canal ocho y el canal trece, siguiendo los acontecimientos en vivo y directo. Para él, todo lo que no salga en esa pantalla es irreal, pura ficción. A veces descansa y se distrae un poco yendo y viniendo de aporrea.com al site noticiero digital. "Préndelo ya. Mira que Chávez está diciendo unas vainas", sentenció antes de colgar, dejándome con la sensación de ser un náufrago en medio de un océano de televisores apagados.
Ciertamente. Ahí estaba el presidente Chávez, en el Teatro Teresa Carreño, demostrando que "hablar menos" no es uno de sus propósitos de año nuevo. Anunciaba que quería distribuir generosamente su propia ambición, que lo suyo no tenía por qué ser único, que de ahora en adelante el "¡Uh! ¡Ah! ¡Chávez no se va!" pasaba a ser un plural inmenso, un coro tan desigual como variado: "¡Uh! ¡Ah! ¡De aquí nadie se va!".
La propuesta despeja cualquier duda. Ya es evidente que el Presidente está ansiosamente obsesionado con su reelección. Esa es su prioridad. Y quiere que sea, además, la prioridad de los políticos de la oposición, la prioridad del país. Está dispuesto a todo.
Incluso a contradecirse. Incluso a sabotearse, a traicionarse a sí mismo.
Porque, en el fondo, con esta propuesta, el Presidente conspira de manera trepidante en contra Hugo Chávez, de las estrategias que han logrado sus mejores triunfos electorales y sus altos rendimientos en la popularidad venezolana. No deja de sorprender que, con 10 años de experiencia, ahora se equivoque de esta forma. La soledad no es buena consejera. La desesperación, tampoco.
En ese acto del Teatro Teresa Carreño, el Presidente aportó su esfuerzo a la gran tarea que, de cara al próximo referéndum, tiene por delante la oposición: despersonalizar la campaña electoral. Para la oposición es absolutamente necesario situar el debate en el plano del funcionamiento social y político, institucional; ubicar al país en una discusión sobre la naturaleza de la democracia. El problema no es la presidencia sino cualquier cargo público, el control que puede y debe ejercer cualquier sociedad sobre el poder.
Al Presidente le toca apostar por lo contrario: yo soy la excepción. Yo soy único. Yo soy Chávez. Lleva una década haciéndolo, con mucho éxito además. Lleva una década diciéndonos que la mayoría de sus colaboradores son unos inútiles, que no dan pie con bola, que tiene que llamarlos a las tres de la madrugada, que si él no está pendiente las cosas no se hacen...¿Esa es la gente que va a tener derecho a reelegirse de manera indefinida? ¡Pero si ni siquiera en su partido tienen ese derecho! Es el mismo Chávez quien, al final, decide sobre ellos. Chávez decide, ordena, ejecuta. Si no está él, nada funciona.
Siempre ha orquestado la confrontación política alrededor de su persona. No importa cuál sea el asunto, al final el tema siempre es él. Vienen por mí, dice. Me quieren matar, señala. Me odian a mí porque los odian a ustedes, clama. Ha pasado demasiado tiempo construyendo, de manera melodramática, ese argumento, la emoción de que Chávez es la única representación del pueblo que existe. Todas sus campañas electorales se organizan alrededor de su persona, de su carisma. No hay otro líder. No puede haberlo. Ha invertido tanto en la creación de su imagen, de ese caudillo moderno, militar y sentimental, para venirnos a decir ahora que en su cielo también caben otros santos.
Esta semana, Chávez le ha regalado un gran mareo a su imagen. La reelección indefinida no es ya una excepción, una indiscutible y personal exigencia de la historia; un heroico destino, impuesto solamente al único ser que puede salvarnos.
No. Ahora es un relajo. Cualquier bolsa tiene el chance.
Cualquiera puede ser infinito. Ya se trata, más bien, de la democracia indefinida. Porque la enmienda propuesta más que un derecho civil es un robo al poder de la ciudadanía sobre el Estado. No en balde, la mayoría de las sociedades establecen este tipo de regulaciones para evitar la natural tendencia a la perpetuación en los espacios públicos.
"No quiero eternizarme en el poder", asegura. Pero luego añade que desea gobernar hasta 2030. Si mis cuentas salen bien, en ese momento Hugo Chávez cumpliría 78 años. Ese es su proyecto de país. Una democracia cuya única definición es la edad de un presidente.
Opinión
ResponderEliminarCarlos Blanco
El Universal / ND
Tiempo de Palabra
"Los presidentes se cansan de las malas noticias y algunos les agarran el tumbao"
Chávez: ¡Vámonos...!
Presidente, aquí entre nos, necesita botar a sus asesores o buscar otros. O tal vez no los tiene, lo cual es más grave. Usted ha tenido éxitos políticos, pero, desde hace algún tiempo, cosecha fracasos. No es que se equivoque, cosa que suele ocurrirle incluso a quienes, como usted, se consideran imprescindibles, sino que da la impresión de estar a merced de sus furias, como si los campos magnéticos se alteraron y el norte de su brújula sólo lo condujera al agujero negro que tiene a sus pies.
Sin Norte. Usted es un caso de librito. Si alguien se propusiera demostrar, en vivo y directo, la necesidad de los contrapesos institucionales, allí está su ejemplo para saber a dónde conduce la ausencia de aquéllos. Recuerde que, al comienzo, Luis Miquilena lo reconvenía en privado y José Vicente Rangel en público; existían más medios de comunicación independientes y los periodistas estaban acostumbrados a no medirse ante la eventual reacción del poder. Esos factores no le impidieron cometer disparates, pero operaba una cierta contención.
Se las arregló exitosamente para deshacerse de los factores de crítica. En un bolsillo tiene a la Asamblea, en otro a los supremos magistrados; con el meñique maneja al CNE, con un movimiento del codo derecho al Alto Mando, con un meneo de mandíbula a su partido, y con el tic que le sale cuando dice eh, eh, a Pdvsa. Ya no está Miquilena, que entonces cumplía el papel tranquilizante del litio; tampoco José Vicente que funcionó, por un rato, como el traductor de lo que usted quería decir. La disidencia chavista ha sido eliminada y queda usted solito sin una voz que lo modere, dejado al juego de sus humores y a su particular percepción de los acontecimientos.
Mire, a los presidentes les pasa que se cansan de recibir malas noticias y algunos colaboradores les agarran el tumbao, entonces no se las comunican y todo lo convierten en éxitos de embuste. La falsa crítica se transforma en una manera inteligente de adular, como, por ejemplo, cuando un funcionario le dice: "Presidente, yo creo que usted no comprende su extraordinario impacto mundial" o el otro que le indica "Comandante, a veces tengo mis dudas sobre si los venezolanos lo merecen". Es la perdición del poder.
El Maltrato. Observe las piruetas de sus colaboradores.
Cuando usted expresa que la reforma constitucional debe ser para reelegir sólo al presidente, saltan los sospechosos habituales a exponer las teorías que así lo sustentan, trocados en constitucionalistas de primera. Y si algún disidente protesta, se lo comen vivo porque, ¿a quién se le ocurre esa tontería de que otros, distintos a usted, puedan reelegirse en forma vitalicia? A los pocos días Su Alteza Serenísima recibe un golpe de luna, le viene un resplandor de adentro, cambia de opinión y decide anunciarlo. Reúne a la manifestación más o menos portátil que lo acompaña ahora a los espacios (cerrados) en los cuales perora, y le anuncia que hay que reelegir a todos, por siempre. En ese momento, saltan aquellos que decían que era imposible la reelección, salvo para usted, con la misma caradura, a decir que era obvio, que cómo es posible que alguien pensara que sólo el jefe debía reelegirse, que lo natural era que gobernadores, alcaldes y diputados también lo hicieran.
Hasta aquí nada nuevo. Sin embargo, hay algo que parece despreciar. Se trata de la credibilidad. Ustedes la han perdido, no se les cree; se les ve demasiado el tramojo. Además, su cambio de posición significa que los que están pueden volver a postularse indefinidamente, pero, ¿acaso no advierte que lejos de suscitar simpatías en sus hinchas lo que le dice a los nuevos aspirantes es que no tendrán opción? Por cada gobernador o alcalde que quiera reelegirse hay 50 ó 100 candidatos a los cuales su propuesta les cierra el paso. Aquí, en confianza, no cree que alguien debería haberle hecho notar esta torta que ha puesto. Pero, cero preocupaciones: hoy mismo podría desdecirse y ya sabemos que sentir vergüenza, en sentido estricto, no es lo suyo.
La Resistencia vs la Oligarquía Roja, Roedora y Rica. Presidente: la idea de arruinar la gestión de las nuevas autoridades electas es muy mala. No digamos mala para el país que, a estas alturas, debe ser para usted una abstracción difícil de concebir, dada su personalidad planetaria, universal, incapaz de atender minucias locales. Es pésima para su régimen. Le apunto, mientras más sectario se presenta y más amplios los que se le oponen, su base se erosiona con más intensidad.
Usted y su gobierno han decidido que sólo una parte del país -la que les apoya- existe; lo demás está condenado a la condición de no-ciudadanía, de inexistencia institucional, de una nada que nada sobre el vacío creado por su régimen. Entretanto, los nuevos dirigentes provenientes de la disidencia, hechos los locos, le dicen a los chavistas que también caben; no les exigen camisas azules o amarillas y defienden su derecho a pensar como quieran sin que les cueste el trabajo. De sobra se sabe que el Gobierno está en el plan de hacer fracasar las nuevas gestiones, pero ¡fíjese!, hasta eso se le voltea; tanto los está cercando que un fracaso de ellos tiene en usted el culpable, pues les negó los recursos, les suprimió las competencias, los dejó inermes para enfrentar los desafíos que asumieron.
La descentralización le ha salido como un espanto en sus madrugadas insomnes. Allí se ha refugiado la resistencia institucional. Son unas fuerzas enormes que se despertaron y están despabiladas. Estaban latentes desde el siglo XIX y se expresaron de muchas formas, hasta que en 1989 adquirieron rostro institucional.
Son las fuerzas de abajo y de adentro. Son las fuerzas que usted no podrá doblegar porque su propia gente está allí, salvo el pequeño grupo de las tres erres, la oligarquía Roja, Roedora y Rica que lo rodea.
Referendo. El país parece que asistirá a un referendo anticonstitucional por su contenido, e ilegal por los rascabucheos del CNE. Se ha puesto a la sociedad en un nuevo brete, en el cual usted también está. Si no ordena aplazar la consulta, la perderá como apuntan las corrientes de opinión. Si usted pierde, el gallinero se embochinchará y hasta Petróleo Crudo, el camarada de Las Adjuntas, se lanzará como candidato para sustituirlo. Si usted pierde y hacen trampa -como la otra vez, ¿se acuerda?-, se habrá puesto en marcha la maquinaria para su deposición.
Si usted gana con los votos, decretará formalmente el apartheid para los no chavistas en el marco de una situación económica pavorosa en la que no le queda más remedio que adoptar un paquete neoliberal, aunque sea con tinte rosado. Ante esto, tal vez le tocaría reafirmar su parecido con Bolívar cuando en Bogotá, cansado de defecciones y derrotas, le dijo a su ayudante, José Palacio: "¡Vámonos volando, que aquí no nos quiere nadie!"