si gana el SI; si gana el NO
"Contrario a lo que dice Chávez, sería una ganancia del SI la que traería casi con certeza un recrudecimiento de la violencia como resultado del envalentonamiento de estos grupos chavistas, en cuyo seno militan NO pocos elementos del hampa común; violencia que se dirigiría "prima facie", en primer lugar, principalmente hacia “objetivos” políticos de la oposición, pero que tendría su correlato en el barrio, donde todos saben cómo se comportan estos “colectivos” cuando se sienten “guapos y apoyados”."
Prácticamente faltan horas (9 días) para la realización del referendo sobre la reelección indefinida del Presidente de la República y todos los demás cargos de elección popular y nunca está de más intentar un ejercicio prospectivo sobre lo que -especulando- podría ocurrir según las distintas situaciones que pudieran conformarse en la realidad, es decir, en relación con los resultados posibles de la consulta referendaria.
En este caso NO es nada difícil distinguir esas situaciones, dada la pequeña cantidad de opciones, sólo dos (2) en rigor, aunque llegando a cuatro (4) según las variantes de las principales. Más complicado es tratar de prever sus consecuencias.
Como es elemental, enfrentadas sólo dos (2) opciones, la eventual ganancia de una u otra nos da las dos (2) situaciones principales; y si ella es con abultada o pequeña diferencia de votos, sus variantes.
He tratado de hacer estas especulaciones con la mayor objetividad posible... mis apreciaciones NO se basan en mis propias preferencias. Y, por más vueltas que les dí, el resultado es éste que les presento... Son tercos estos escenarios.
Especulemos, entonces:
1.- Ganancia del SI con abultada diferencia de votos:
Por supuesto, la consecuencia obvia es que el Gobierno se orientaría desde ese mismo momento en adelante a copar todos los espacios a través de cuanto mecanismo (legal y legítimo o NO) encuentre a mano, con el propósito de amarrar desde ya el resultado de la elección presidencial, que se realizaría el 2012 (o inmediatamente, como se comentará más adelante).
Esto, de suyo y al menos, comportaría una escalada de campañas electorales (en realidad, una sola, continuada) para elegir concejales primero y diputados a la Asamblea Nacional después; en aplicación telegrafiada del principio de la “explotación de la victoria”, consistente en el aprovechamiento de las posiciones obtenidas para, sobre la marcha y sin dar descanso al adversario, irrumpir a la conquista del próximo objetivo; táctica tan del gusto del Presidente.
Ahora bien, es importante destacar que con base en la ambigüedad de la pregunta del referendo, algunos sostienen, con buen criterio a juzgar por la experiencia, que los Poderes Públicos secuestrados podrían extremar la interpretación de la consulta electoral efectuada, para modificar también el lapso de duración de los distintos períodos constitucionales, llevando por ejemplo el del Presidente de la República a diez (10) años -a juzgar por la peculiar cuenta de los “períodos” de la revolución, hecha públicamente por Chávez- lo que implicaría una elección presidencial en el mismo 2009, con argumentos similares a los del 2000, cuando así se hizo en razón de la sanción de la Constitución de 1999 que varió justamente el período constitucional del Presidente que consagraba la Constitución de 1961, de cinco (5) a seis (6) años.
No es el tema de esta nota, pero (además de otras consideraciones, ya desde el punto de vista estrictamente político), eso es jurídicamente imposible, dado que la pregunta se refiere a la Propuesta de Enmienda tramitada por la Asamblea, en cuyas dos (2) discusiones reglamentarias sobre el tema, tal patética materia NO fue ni por asomo tratada y, por tanto, se encuentra expresamente excluida de la toma de decisión que se le está solicitando al electorado.
Sin embargo, vale la pena tomar en cuenta el punto en razón de que también es jurídicamente imposible que vayamos a votar esta Propuesta de Enmienda Constitucional, que ni es Enmienda ni es constitucional, en el próximo referendo. Y, aún así, el referendo se hará.
En cualquier caso, nos encontraríamos como se ha dicho, en una campaña electoral continuada en la que se inmergirían de nuevo todos los órganos del Estado con la ya recurrente utilización de los recursos públicos al servicio de una parcialidad política y arreciaría el chantaje sobre el acceso al empleo público y a la atención de los ciudadanos a través de una cualquiera y todas las llamadas “misiones”.
Atender sólo a los incondicionales, asfixiar a quienes no lo sean, sería la orden inmediata.
Tal ganancia daría pie, igualmente, a continuar el saboteo a las iniciativas de los Gobernadores y Alcaldes NO oficialistas recién electos, negándoles los recursos que a las entidades que gobiernan les corresponden por mandato de la Constitución y la Ley; y dándole carta blanca a los violentos afectos al (des)gobierno para arreciar en sus operaciones de terrorismo.
Contrario a lo que dice Chávez, sería una ganancia del SI la que traería casi con certeza un recrudecimiento de la violencia como resultado del envalentonamiento de estos grupos chavistas, en cuyo seno militan NO pocos elementos del hampa común; violencia que se dirigiría "prima facie", en primer lugar, principalmente hacia “objetivos” políticos de la oposición, pero que tendría su correlato en el barrio, donde todos saben cómo se comportan estos “colectivos” cuando se sienten “guapos y apoyados”.
Desde el punto de vista del escenario interno, la dinámica dentro del chavismo sería infernal.
Los concejales y diputados en funciones se batirían a muerte por conservar sus espacios y quienes aspiraban a reemplazarlos verían cuesta arriba o definitivamente frustradas sus aspiraciones, con lo que la pugna interna adquiriría proporciones bíblicas y tendría, al final, un resultado de fisuras y descontentos absolutamente inevitables.
Por otro lado, en cuanto a la problemática nacional, es decir: la vida cotidiana del ciudadano común, la campaña electoral continuada serviría de burladero al (des)gobierno para seguir evadiendo la responsabilidad de gobernar y de factor de distracción con respecto al recrudecimiento de la crisis económica, cuyos primeros estragos comienzan a sentir los venezolanos de todos los estratos sociales con sólo ir a proveerse de los víveres necesarios para la manutención de la familia, cada vez es más caro comprar los alimentos.
En Enero, la inflación según el Banco Central de Venezuela fue de 2,3 % y, en relación con la solvencia económica del Estado, se reportan retrasos importantísimos (de meses) de PDVSA y todos los entes gubernamentales en sus pagos a contratistas y proveedores.
Según cifras oídas de gente seria, en Venezuela hay, motivadas por la petición de reivindicaciones de todo tipo, desde viviendas hasta prestaciones sociales o simplemente empleo, alrededor de una decena de protestas diarias actualmente. El descuido de la administración que involucraría la campaña electoral continuada, sólo podría incrementar esta cifra e intensificar los decibeles de tales protestas de los ciudadanos. Pero, también y paradójicamente, le serviría al (des)gobierno para usarla como sordina de la protesta popular, como cortina de humo.
Desde otro punto de vista, otra consecuencia previsible es que -junto con el llamado “paquete” de leyes ya decretadas por el Presidente en el marco de la Ley Habilitante, el 31 de Julio del año pasado- veríamos renacer por vía legislativa a todo el entramado de cerco a los derechos de los ciudadanos que fuera rechazado en el referendo del 02 de Diciembre de 2007, incluyendo -y en papel principal- una arremetida directa contra el derecho de propiedad privada y la libertad de expresión.
En los predios de la oposición se generaría una depresión colectiva inicial, cuyo manejo podría indistintamente y según la percepción de la situación política que prevalezca, derivar, frente a la campaña electoral continuada que se presentaría, en una suicida dispersión de esfuerzos, en un “sálvese quien pueda” que terminaría NO salvando a nadie. O, por el contrario, en una valoración aún mayor de la necesidad de unirse, vista la experiencia de las Gobernaciones perdidas justamente por NO hacer eso en las más recientes elecciones y los resultados que en esta hipótesis arrojaría el referendo.
Finalmente y a pesar de un previsible entusiasmo inicial, los propios votantes por el SI experimentarían el peso del impacto en su autoestima que tendría el hecho de haber contribuido a someter al país al arbitrio y voluntad de un solo hombre.
En síntesis, agárrense que iría en bajada.
2.- Ganancia del SI por escaso margen de votos:
Estimo que este escenario pondría a depender el supuesto cambio de duración del período constitucional del Presidente de la reacción de la oposición. En un escenario así, es cuesta arriba una violación de la Constitución de tal magnitud y tal acto tendría repercusiones inmediatas en la hipotética elección de re-legitimación del Presidente que sería necesario adelantar. En otras palabras, NO tendría margen de jugada el (des)gobierno para lograrlo exitosamente, siendo la campaña en contra sumamente fácil de realizar.
La campaña electoral continuada se daría, pero orientada a las elecciones que ya se encuentran en el cronograma del ordenamiento jurídico del país.
En todo lo demás pienso que se reproducen las consecuencias anotadas para el escenario anterior.
3.- Ganancia del NO con abultada diferencia de votos:
Desde luego, haría inviable un supuesto cambio del período constitucional presidencial y pararía en seco la violencia alentada por grupos afectos al oficialismo.
Una deslegitimación contundente de la propuesta denotaría una crítica visible al clima de desasosiego e inseguridad que pudieren crear estos grupos violentos, NO dejando otra opción al (des)gobierno (so riesgo de mermar aún más en el favor de la opinión pública) que la de detener las acciones de estos “colectivos”.
El NO sería un NO a la violencia y a la inseguridad. Es decir, esa debería ser la lectura correcta del (des)gobierno en relación con la actuación de estos grupos.
Con seguridad, habría un paréntesis antes de recomenzar con alguna campaña electoral.
De hecho, soy de la opinión de que en este escenario, las elecciones de concejales previstas para este año, tienen una gran probabilidad de ser pospuestas para unirlas con las de los Diputados a la Asamblea Nacional el año que viene; el régimen requeriría de una pausa para tratar de reposicionarse en el electorado.
Asimismo, NO les quedaría otro camino que dedicarse -en ese ínterin- con mayor diligencia a los problemas cotidianos de la ciudadanía y a abrir con el menor sectarismo posible la atención a los más necesitados, es decir, a tratar de recuperar votantes.
En otras palabras, habría un re-empoderamiento de la población frente a la Administración Pública a todos los niveles.
Eso implicaría un incremento notable del número e intensidad de las protestas populares por sus reivindicaciones.
En el plano político interno, es muy posible que se dificulte más la obtención de la unidad de la oposición.
El caudal de votos obtenidos por el NO podría ser malinterpretado como un espaldarazo a priori a su opción electoral, pretendiendo cada partido obtener un mayor pedazo de las cuotas de poder en las elecciones venideras. El esfuerzo en este sentido requerirá de mayor liderazgo frente a las aspiraciones locales que el ejercido hasta ahora, para poder lograr esa unidad.
Pero, además, podría desatarse a destiempo una lucha intestina por la candidatura presidencial de 2012. Creo que NO es necesario abundar en lo negativo que para la oposición sería esta circunstancia. Me atrevería hasta a sugerir un pronunciamiento expreso de los dirigentes de los partidos en este sentido, vale decir, negando esta posibilidad, antes del referendo.
Por el contrario, en el chavismo, el reemplazo de los concejales y diputados se hará más fácil y eso, junto con la evidencia de la necesidad de reposicionarse en el electorado, contribuirá con su unidad. Pero, la lucha por la candidatura presidencial del 2012 se desataría inmediata e inevitablemente. No obstante, el liderazgo de Chávez mantendrá esta lucha interna soterrada y a la espera de un nuevo intento suyo por la reelección indefinida.
En líneas generales, el chavismo ganaría en unidad, a corto y mediano plazo.
No creo que veamos una mayor apertura del (des)gobierno a la colaboración intergubernamental con los Gobernadores y Alcaldes NO oficialistas recién electos, pero sí una merma en el saboteo de sus actividades por imperio de la realidad política que este escenario involucra, en el sentido que deberá cuidarse de NO ser achacado como culpable de la ausencia de gestión de esas autoridades.
La crisis económica nos encontrará en un clima de expectación política, en una especie de paréntesis… quién terminará de consolidarse en el electorado es una incógnita a despejar y, diría Perogrullo, dependerá de las ejecutorias de cada quien y cuán capaces terminan siendo de acercarse a las clases populares.
La posibilidad de insistir en la propuesta de reelección indefinida se pospondría. Vendrá, pero NO antes de dos (2) años; NO antes de medirse electoralmente con otro motivo y evaluar las posibilidades.
4.- Ganancia del NO por escaso margen de votos:
Creo que no cambiaría absolutamente nada de lo descrito en el escenario anterior, si bien muchas de las cosas dichas se verían atenuadas.
En ningún caso sería viable pensar en la realización del referendo revocatorio del Presidente, dadas las condiciones para que éste pudiera tener efectos jurídicos; la más importante de las cuales es la de obtener una votación a favor de la revocatoria del mandato, mayor a la obtenida por Chávez en su oportunidad, es decir: mayor a unos 7.300.000 votos. Así que ésta es otra de las cosas que pienso debería dejar en claro el bloque del NO expresamente.
Salvo circunstancias sobrevenidas y para nada previsibles hoy día, esta debería ser una opción descartada.
Finalmente, según todos los estudios de opinión realizados y que hemos podido conocer, el nivel de abstención será el factor determinante en esta elección.
La opción del NO se encuentra en mejor posicionamiento, pero en un margen sumamente estrecho; y, entre quienes expresan NO estar seguros de ir a votar, un 66% responde que de hacerlo lo haría por el NO. Casi siete (7) de cada diez (10). Este universo decidirá el referendo.
La capacidad de movilización inducida o programada del (des)gobierno es sustancialmente mayor que la del bloque del NO, por lo que esta opción dependerá de la movilización espontánea de los electores el día del referendo. Sus posibilidades son inversamente proporcionales al nivel de abstención.
Pareciera un buen momento para rehacer el plan de la parrilla o la playa del próximo Domingo 15 de Febrero, mi querida amiga, mi querido amigo, e incluir en la agenda unos minutos en el Centro de Votación.
NO, es NO.
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